Últimamente la monarquía española
está que se sale.
Desde que se imputó al
yerno del rey, Iñaki Urdangarín, por delitos de corrupción contra el pueblo
español, no han parado de salir noticias que afectan a la casa real.
Luego
le llegó el turno al nieto mayor, Froilán, el cual a su temprana edad goza de
“placeres” un tanto inapropiados para un niño de 13 años.
Este
resultó herido en el pie el pasado lunes 9 de abril, por disparársele
accidentalmente una escopeta de calibre 36 mientras practicaba tiro. Y vemos
que el tiro le salió por la culata, puesto que esta actividad está prohibida a
los menores de 14 años.
El
padre del joven Froilán, Jaime de Marichalar, podría recibir una sanción
administrativa de entre 300 y 6.000€ por permitir que su hijo juegue con
escopetas, además de no tener ni la edad ni la requerida licencia para utilizar
tal arma.
Personalmente
creo que es un precio ridículo ante un hecho que, de no ser personajes públicos
y además de la casa real, la sanción sería mucho más severa, pues de todos es
sabido que aunque sea un error, ha habido muchos errores por parte de civiles
que se han castigado con más mano dura.
Con
la suerte que tienen, seguramente al final todo quedará en cenizas y se cerrará
el caso.
Por
lo menos, a todo esto Froilán, ha salido ileso.
Y
para finalizar, este lunes, día en que se celebraba el aniversario de la
República, el rey Juan Carlos daba la campanada rompiéndose la cadera tras
caerse mientras estaba de caza mayor en un país africano, Botsuana.
No
podía haber elegido una semana peor para practicar lo que algunos les llaman
deporte.
Además
de estar cazando animales en peligro de extinción, lo hace cuando el país se
encuentra en una encrucijada económica, con una deuda externa galopante y la
total desconfianza de los mercados. Además, sus ciudadanos han visto recortados
recientemente sus derechos laborales y sociales, y desde todas las altas
esferas políticas se pide austeridad y sacrificio por parte del pueblo español.
¿Es
lícito pues, que el Rey practique la caza ( no olvidemos que es una práctica
típica de economías boyantes ) de animales en peligro de extinción?
Antes
de clamar al cielo, hay que preguntarse: ¿Qué hacía allí? Hay medios de
comunicación que, adrede o por olvido, no han hablado del trato que ha cerrado
con un jeque árabe.
La
construcción del AVE en Qatar se ha resuelto con la concesión a tres empresas
españolas, que harán las instalaciones y la logística, e incluso el
mantenimiento de la red ferroviaria, una vez esté finalizado.
Ahora,
la pregunta cambia: ¿Es lícito matar animales en peligro de extinción para
“celebrar” un acuerdo comercial?