¿Qué pensaríais si leyerais esto?
Una
joven de 16 años que, tras haber sido violada y haberlo denunciado, fue
obligada a casarse con su violador, por orden del fiscal general, para que ella
pudiera salvaguardar su honor y resolver de esta manera el dolor causado tras
el horrible hecho.
Como
consecuencia, al cabo de un año de maltratos por parte del “esposo” y de la familia de este, la joven
decide poner fin a su vida ingiriendo veneno de ratas.
Podríamos pensar que se
trata de la sinopsis de una película dramática, pero nos equivocaríamos de
lleno, por que es un suceso de la vida real. Ocurrió en el norte de Marruecos,
exactamente en Larache.
Esta noticia salió
publicada ayer en la edición online de El Periódico y como es normal, me dejó
los pelos de punta.
La historia surgió hace un
año, cuando la familia de la adolescente decidió denunciar el hecho al fiscal
general de Tanger, que, tras dejar que las dos partes implicadas hablaran sobre
como solucionar el problema, se “dictó sentencia” decidiendo casar a la joven
con su violador.
Parece ser que este tipo
de matrimonios en este país se dan a menudo, sobre todo en los entornos
rurales.
Después de saber esto
cabemos preguntarnos, ¿Se pueden tolerar estas acciones en pleno S.XXI?
Hay
personas que pueden llegar a pensar que la culpa de todo esto es debido a la
religión musulmana, que inculca desde temprana edad, la idea de que la figura
femenina no tiene ningún valor, son meros objetos que los hombres poseen para manejarlas
a su antojo, oprimiendo a la nada a la mujer.
El propio
Corán menciona en varios pasajes que los hombres están a un grado por encima de
las mujeres y los autorizan a pegar a la mujer. Un rasgo curioso es que, no se
pueden dejar marcas.
La
noticia mencionaba que la joven, además de casarse con su violador y recibir
malos tratos por parte de la familia de él, no podía volver a su casa ya que su
propio padre la rechazaba.
¿Qué
clase de padre decide que su hija se case con su violador y además sea
maltratada para el resto de su vida?
Debido a
diversos factores sumados a la religión como su mentalidad retrógrada, hacen
que su código penal sea absurdamente machista. Según el código
penal marroquí si un violador acepta casarse con su victima, queda exento de
sanción.
De lo que estoy segura es
que la pobre niña no pudo defenderse de esa sociedad con esos valores
totalmente arcaicos.
Nadie, ni su familia, ni
la justicia, ni mucho menos la sociedad, tuvieron en cuenta su opinión ni sus
deseos, era su vida, no la de su familia, por tanto como a muchas otras mujeres
en ese mundo le privaron de su libertad.
Sea como sea, de lo que
podemos estar seguros es que el Islam fomenta la misogínia, aunque este, es uno de los muchos casos que cada día ocurren
en todo el mundo, no solo en el mundo musulmán.
Podemos
alegrarnos de que cada vez sean más las mujeres que estén luchando por que esos
tratos se extingan definitivamente.